Chapter 26

1)Y ACONTECIÓ que había muchos de los de la nueva generación que no pudieron entender las palabras del rey Benjamín, pues eran niños pequeños en la ocasión en que él habló a su pueblo; y no creían en la tradición de sus padres.

2)No creían lo que se había dicho tocante a la resurrección de los muertos, ni tampoco creían lo concerniente a la venida de Cristo.

3)Así que, por motivo de su incredulidad no podían entender la palabra de Dios; y se endurecieron sus corazones.

4)Y no quisieron bautizarse ni tampoco unirse a la iglesia. Y constituyeron un pueblo separado en cuanto a su fe, y así quedaron desde entonces, en su estado carnal e inicuo, porque no querían invocar al Señor su Dios.

5)Ahora bien, durante el reinado de Mosíah, sus números no eran ni la mitad de los del pueblo de Dios; mas por causa de las disensiones entre los hermanos, se hicieron más numerosos.  

6)Porque sucedió que con sus palabras lisonjeras engañaron a muchos que eran de la iglesia, y les hicieron cometer muchos pecados; de modo que se hizo necesario que cuando aquellos que fueran de la iglesia cometieran pecado, ésta debía amonestarlos.

7)Y aconteció que fueron llevados ante los sacerdotes, y los maestros los entregaron a los sacerdotes; y éstos los llevaron ante Alma, que era el sumo sacerdote.

8)Ahora bien, el rey Mosíah había dado a Alma la autoridad sobre la iglesia.

9)Y aconteció que Alma no sabía nada de ellos; pero había muchos testigos en contra de ellos; sí, la gente se presentaba y testificaba de su iniquidad en abundancia.

10)Tal cosa no había sucedido en la iglesia previamente; por tanto, Alma se turbó en su espíritu, e hizo que fueran llevados ante el rey.

11)Y le dijo al rey: He aquí el gran número que hemos traído ante ti, a quienes sus hermanos acusan; sí, y han sido sorprendidos en diversas iniquidades. Y no se arrepienten de sus maldades; por tanto, los hemos traído ante ti para que tú los juzgues según sus delitos.

12)Mas el rey Mosíah dijo a Alma: He aquí, yo no los juzgo; por tanto, los entrego en tus manos para ser juzgados.

13)Y el espíritu de Alma nuevamente se turbó; y fue y preguntó al Señor qué debía hacer en cuanto a ese asunto, porque temía hacer lo malo a la vista de Dios.

14)Y sucedió que después que hubo derramado su alma entera a Dios, la voz del Señor vino a él, diciendo:

15)Bendito eres tú, Alma, y benditos son aquellos que fueron bautizados en las aguas de Mormón. Bendito eres por causa de tu extremada fe en tan sólo las palabras de mi siervo Abinadí.

16)Y benditos son ellos a causa de su extremada fe en tan sólo las palabras que tú les has hablado.

17)Y bendito eres porque has establecido una iglesia entre este pueblo; y serán establecidos, y ellos serán mi pueblo.

18)Sí, bendito es este pueblo que está dispuesto a llevar mi nombre; porque en mi nombre serán llamados; y son míos.

19)Y porque me has consultado concerniente al transgresor, bendito eres.

20)Mi siervo eres tú; y hago convenio contigo de que tendrás la vida eterna; y me servirás y saldrás en mi nombre y reunirás mis ovejas.

21)Y el que quiera oír mi voz será mi oveja; y lo recibirás en la iglesia, y yo también lo recibiré.

22)Porque he aquí, ésta es mi iglesia: Quienquiera que sea bautizado, será bautizado para arrepentimiento. Y aquel a quien recibas, deberá creer en mi nombre; y yo lo perdonaré liberalmente.

23)Porque soy yo quien tomo sobre mí los pecados del mundo; porque soy yo el que he creado al hombre; y soy yo el que concedo un lugar a mi diestra al que crea hasta el fin.

24)Porque he aquí, en mi nombre son llamados; y si me conocen, saldrán; y tendrán un lugar a mi diestra eternamente.

25)Y acontecerá que cuando suene la segunda trompeta, entonces saldrán los que nunca me conocieron, y comparecerán ante mí.

26)Y entonces sabrán que yo soy el Señor su Dios, que soy su Redentor; mas ellos no quisieron ser redimidos.

27)Y entonces les confesaré que jamás los conocí; e irán al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles.

28)Por tanto, te digo que al que no quiera escuchar mi voz, no lo admitirás en mi iglesia, porque a éste no lo recibiré en el último día.

29)Te digo, por tanto: Ve; y al que transgrediere contra mí, lo juzgarás de acuerdo con los pecados que haya cometido; y si confiesa sus pecados ante ti y mí, y se arrepiente con sinceridad de corazón, a éste has de perdonar, y yo lo perdonaré también.

30)Sí, y cuantas veces mi pueblo se arrepienta, le perdonaré sus transgresiones contra mí.

31)Y también os perdonaréis vuestras ofensas los unos a los otros; porque en verdad os digo que el que no perdona las ofensas de su prójimo, cuando éste dice que se arrepiente, tal ha traído sobre sí la condenación.

32)Y ahora te digo: Ve; y el que no quiera arrepentirse de sus pecados no será contado entre mi pueblo; y esto se observará desde ahora en adelante.

33)Y aconteció que cuando Alma hubo oído estas palabras, las escribió para conservarlas, y para juzgar al pueblo de la iglesia según los mandamientos de Dios.

34)Y aconteció que Alma fue y, de acuerdo con la palabra del Señor, juzgó a los que habían sido sorprendidos en la iniquidad.

35)Y a quienes se arrepintieron de sus pecados, y los confesaron, él los contó entre el pueblo de la iglesia;

36)y los que no quisieron confesar sus pecados, ni arrepentirse de su iniquidad, tales no fueron contados entre el pueblo de la iglesia; y sus nombres fueron borrados.

37)Y sucedió que Alma reguló todos los asuntos de la iglesia; y empezaron nuevamente a tener paz y a prosperar grandemente en los asuntos de la iglesia, andando con circunspección ante Dios, admitiendo a muchos y bautizando a muchos.

38)Y todas estas cosas hicieron Alma y sus consiervos que dirigían la iglesia, andando con toda diligencia, enseñando la palabra de Dios en todas las cosas, padeciendo toda clase de aflicciones y sufriendo persecuciones de todos aquellos que no pertenecían a la iglesia de Dios.

39)Y amonestaban a sus hermanos, y también recibían amonestación, cada uno por la palabra de Dios, de acuerdo con sus pecados, o sea, los pecados que había cometido, habiéndoles mandado Dios que oraran sin cesar y dieran gracias en todas las cosas.